Madre hay una sola

"Un helado de mascarpone y mousse de dulce de leche, por favor", dijo mi madre.
No pude evitar sumarme y ordené uno exactamente igual. Mascarpone abajo, mousse de dulce de leche arriba.
Salimos de la heladería. Mi madre me tomó del brazo y me dijo:
"Viste como te miraba el heladero".
"No", le respondí.
En verdad, lo único que pensaba era en llegar al segundo gusto de mi helado.Seguimos caminando por la avenida en busca de un blaizer apropiado para el civil que tendré en tres días.

Ultimamente mi estado de ánimo ha estado flaqueando. Yo diría que me encuentro en una suerte de montaña rusa alebosa, pero cuando utilizo éste adjetivo lo hago con propiedad: del llanto a la risa en menos de dos minutos y luego, llanto otra vez!.
Cualquier otra persona, quizás, disfrutaría de la caminata, las compras y un buen helado. Sin embargo yo no puedo dejar de pensar en que necesito un trabajo que ocupe mis días semanales, sino voy a terminar hundida en el colchón de mi cama.

Mi madre se frenó ante un vidriera que exhibía unos cubrecamas muy bonitos.
"Me gusta el clarito. ¿Qué opinas?. Para cuando te vayas a vivir con tu novio", comentó.
"Sí. Es lindo", respondí y seguí intentando llegar al final de mi vasito de 4 pesos.
Ella siguió caminando y ,mientras tanto, me comentaba cosas intentando levantar mi ánimo, tanto así fue que en un momento de la recorrida me confesó: "Ay. ¡Sos tan bonita!. Vos tendrías que estar en la tele. Pasas caminando y todo el mundo te mira".

No pude evitar largar una carcajada. La gente de la cuadra se dio vuelta para mirar. Un señor que pedía mónedas y que estaba sentado en la puerta de la farmacia también miró.
"Y sí. Es mi madre", pensé. "¿Qué otra cosa puede decirme?". Despúes de todo está intenado levantar mi ánimo.