Mientras apaga su MP3 piensa en coordinar los horarios para hacer esa entrevista. Ya la tiene, sólo tiene que ordenarse. Como sea. Comienza a cruzar Av. Corrientes y una voz masculina le dice: "Qué carita, eh".
Romina piensa que ese señor es un mal educado.
"Digo. Por la bolsa", explica el hombre.
Ella mira su bolsa y se ríe. Claro. Hoy es turquesa y tiene una imágen impresa a ambos lados: una cara de un caballero con grandes anteojos rojos y pelo negro.
"Pero que bolsa tan rara. Seguro es gallega ¿No parece que está de ácido?", insiste el señor.
Romina camina hasta el subte. Saca boleto, se sienta en un banco y observa su bolsa:
"Ahora que la veo bien el tipo no estaba tan errado. Mi bolsa está de pepa."
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