miércoles, 27 de febrero de 2008

Y en el interior de mi billetera...


...lo que el negro se llevó:

Una llave desconocida, de esas que uno nunca se sabe bien de dónde salió, pero que en una noche de viajes increíbles a descifrar, en las que un tal PNKu nos echó y amanecimos con una pila de discos de vinilos debajo de nuestras piernas, mientras que alguien en la otra punta del auto tarareaba algo así como “Perón, perón qué grande sos”.

Una tarjeta personal con un mensaje al dorso más que esperanzador. Una dedicatoria. Especial dedicatoria de alguien más especial todavía. Mi gurú en palabras.

Una lista de cosas pendientes por arreglar de un tal Volkswagen Fox y varias quejas a nombre de un abogado que mete miedo.

S incoloras, inholoras e insípidas con fecha del 21/12/2007. Una noche de verano y un motivo de festejo.

Un No perro de peluche de esos que vienen en un mini cuadrado para acariciar como si tuvieras a tu mascota cerca.

Una estampita de San Nicolás que habitaba en ese sector de mi billetera por más de diez años. A su lado, El Desatanudos lo miraba de reojo, celoso por su presencia.

Una dedicatoria en forma de sol que solía leer los días grises, tristes y feriados para recordarme que todavía ... como la primera vez que nos vimos en ese bar ..allá por el centro.

Miles de contactos incontactables.

Una entrada al “Cilindro de avellaneda”. Vieja, por cierto.

Un pasaje de vuelta con destino: V. Gesell-Bue

Hebillas de varias formas, colores y tamaños.

Billetes varios y ajenos.

Diez pasajes en subte línea D.

Tres boletos con...

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