miércoles, 12 de marzo de 2008

Confesiones frente al espejo

¿Volvés? ¿Cuándo? ¿Cuándo volvés? Es que no aguanto estar así, acá, de esta manera.
Me siento vulnerable, indefensa, frágil. Lo soy. Sé que lo soy. No te confundas. Vas a verme fuerte, insensible, pero por dentro soy otra.
Una vez mi terapeuta me dijo que era como los caracoles: dura por fuera, pero blanda por dentro. Sí. No debería decírtelo.
¿Vas a usarlo en mi contra? Qué más da. A esta altura nada puede lastimarme más que la realidad en la que vivo por estos días.

No está todo mal. Al contrario. Es que eso me duele ¿Viste? Son cosas que no se controlan. Sanan con el tiempo o no. Pero uno aprende a cargar la mochila. La mía es grande. Muy grande.
¿Qué? ¿Vos también tenés una? No te preocupes, todos tenemos una por llevar.
¿Qué tengo? ¡No mientas! No hace falta que digas esas cosas, pero bueno siempre viene bien escucharlas.
Acercáte. No me tengas miedo. Si nos conocemos bien. Mejor dicho no tan bien. No importa. Lo que vale es esto que pasa ahora.
¿Qué pensás? ¿Qué ves cuando me ves? Sí, frase trillada. Es que no puedo ser original e intentar hacerte reir todo el tiempo. A veces no tengo ganas de hacerlo. No significa que no me guste, pero hoy no estoy de ánimo ¿Me perdonás? Sé que sí.
¿Cuándo fue la última vez que te enamoraste? ¿Quién era? ¿Cómo era? Me estás mintiendo. No pudiste no haberte enamorado nunca ¿Es verdad?
¿Yo? Prefiero no tocar el tema ¿Si esa es mi mochila? Tengo tantas que ya no sé distinguirlas, pero digamos que sí ¿Vas a ayudarme a cargarla? Ja,ja. Me gustaría verlo.
¿Ya te vas? ¿Volvés? ¿Cuándo? No tardes mucho. Es que no aguanto sentirme así. Me duele acá ¿Ves? ¿Se pasa? ¿Me lo jurás?
Bueno. Andá, pero volvé pronto. Voy a estar esperándote.

25 comentarios:

Jaime dijo...

El mundo nos convirtió en esto: una cáscara o una hoja seca que es llevada por el arroyo de lentas y recovecudas aguas. Una brizna en ese arroyo que de pronto se enreda en la saliente de esta ribera, en una ramita que es mecida por el flujo perezoso de la realidad. No hay remedio; si se siente uno atrapado por la margarita que yace dispersa y ondulante, entonces se queda, y pregunta:

- ¿Porqué naciste para esperar? Y claro, no habrá respuesta, porque la pregunta era excesivamente obvia: Se espera el no nacer.

Pero si, además, uno ya se ha balanceado tres veces en el aquí-ahora de esta no espera, entonces se siente cómodo, a gusto, dispuesto a conversar sobre la admirable margarita. Y se pone a mirar su estructura elástica, su piel joven, la luz que se agolpa en sus conjuntos. "Cuando me haya ido" piensa uno, premonitorio y melancólico, "aspiraré en el recuerdo el fresco aroma de esta flor"

No es nada, un pensamiento de esos que rebotan, lo invaden todo y luego desaparecen.

Anónimo dijo...

Es mentira que uno espera. Uno espera pero a la vez no espera. Todos lo sabemos: no esperamos; miramos de reojo a ver qué pasa mientras intentamos tener nuestra vida propia y en eso, en el medio de nuestra vida propia siempre aparece algo más. Siempre.
Salud y Fuerza.

Ninna Salusso dijo...

Jaime: muy lindo! Gracias. Volvé. Te espero!

Anónimo: Sobretodo salud y fuerza!

Anónimo dijo...

es un corto y largo viaje (dn dixit)

Ninna Salusso dijo...

Yes baby! yes!

Salud Anto!

Jaime dijo...

(te confieso que volveré, porque mirarte a ti es una completa reconciliación)

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Ninna Salusso dijo...
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Jaime dijo...

Está bien. Si haces silencio, si confinas las palabras al redil finito de tu pensamiento, el agua se aquietará completamente. Se hará de noche y muy pocos brillos sostendrán la idea de profundidad. Alguno, como yo, se apostará en una roca cercana a esa laguna, casi tan callado como tú. Podrás olvidar que existe, eso es seguro, pero te dejarás hechizar por la quietud insondable de la noche, y hablarás. Te darás cuenta de que no has dejado de hablar, pero ahora todas tus palabras son una sola, una que altera la superficie del agua y se va extendiendo como culebra circular, amplia, cada vez más amplia y deslizante. Del intruso, apenas ya una sombra, sólo un susurro se escuchará.

Ninna Salusso dijo...

Jaime: sin palabras! aplausos, por favor!

Jaime dijo...

¿Aplausos, Ninna de espiga y canto? ¿A quien hay que aplaudir? ¿O a qué? No me digas que está próximo a salir el sol, en ese caso nos pondremos de pie y aplaudiremos con todas nuestras fuerzas. O que un ave realizó un espectacular sobrevuelo para ti, rozó con su ala el espejo del agua y te produjo un asombro tal que deseas expresar de esta manera tu alegría; ello sería motivo de una gran sonrisa y quizás también de un aplauso.

Pero dime, otoño primaveral, ¿cómo aplaudir sin que eso altere la alquimia del sueño que te has propuesto soñar?

Ninna Salusso dijo...

Así es: sun is shinning!

Anónimo dijo...
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Jaime dijo...

Oooohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Era eso! Ya decía yo que no sería en vano el llamado que hiciste a la movilidad, al entusiasmo!

Entonces saldrá el sol y alguno, como yo, tendrá que abandonar su estado letárgico, su herramienta de pensar y deberá abrir de par en par su mirada a lo que viene, dejarse empapar por la visión de lo que viene. No podrá temer que la luz lo enceguezca, no pedirá tiempo ni tregua a las emociones que le produzca la contemplación.

Al contraluz, la savia vivificada por el sol iniciará una danza sutil de ondulaciones imprecisas, de cantos anormales en lentísimo crescendo, de espigas que se mecen al toque íntimo de una canción solar. Un espectáculo en el cual ese intruso, como yo, está destinado a sucumbir.

Anónimo dijo...
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Jaime dijo...
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Ninna Salusso dijo...
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Ninna Salusso dijo...
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Jaime dijo...

Hoy me disfracé de espejo sólo para mirarte. Fue esta madrugada cuando se me ocurrió la idea, en medio de los jirones de sueño que aún se prendían a mis pestañas dí media vuelta y quedé contra la cortina, ésta se movió como susurrándome algo muy quedo y luego me lo espetó casi como una orden: "!Conviértete en espejo y ponte en la mitad de su alcoba, rígido y atento!". Esta orden me sacudió terriblemente; por eso vine, desde muy temprano -cuando saliste a tomar el autobus- me deslicé debajo de la puerta a situarme aquí, en el centro mismo de tu íntima habitación, aquí donde ahora te miras con ensueño y te inventas confesiones nuevas....

Jaime dijo...

La gente cree que los espejos no tenemos memoria, pero esto es entendible ya que piensan que no tenemos alma, que nuestra vida se reduce a la fría reproducción de ondas luminosas. Ni siquiera saben que mrimos y piensan que al rompernos su única preocupación es donde botarnos y qué será de su suerte...

Allá ellos, por mi parte los dejo ser; sin esa creencia no podría estar aquí, impúnemente, robándome los momentos más sutiles de tu soledad; haciéndome cóncave y convexo para ampliar casi hasta el vértigo el tamaño de tu boca, trepar por las paredes de tus labios y sucumbir a tu aliento, como un vaho que es mi piel en esta aventura de encontrarte...

Jaime dijo...

No es por nada.

La noticia cundió en el vecindario y desató una furiosa campaña de desprestigio contra los espejos transmutantes, los que cuajaron en sí por un fortuito recoveco del destino. -!!No hay derecho!", se oye gritar a los más lindos espejos que quisieran estar en mi lugar y sus gritos se mezclan con otras razonables murmuraciones.

No hay duda de sus vistosos méritos: si se tratase de elegir algo digno por estética y pulctitud yo sería el último; pero las rendijas se abren inexplicablemente a aquel que incide en esos raros momentos en que se fisura el cielo y una corriente nos lleva a opupar -por un instante- el centro mismo de sus reflejos.

Jaime dijo...

A nadie contaré los momentos más auténticamente míos, si se dice mío hablando de aquello que nace por la interacción de dos que se fundieron en unívoca intencionalidad, como la imagen y su interna sustanciación. Podré lanzar reflejos, pero nunca emitir un átomo de lo creadfo en el ámbito de tus delirios. Callaré por ejemplo el súbito gorjeo de tu pecho cuando te sentí llorar la otra noche, pero pondré un brillo en esa lágrima que rodó hasta mí y que hizo crecer el mar donde ahora navega mi esperanza de comprenderte......

Jaime dijo...

Si uno sabe esperar puede convertirse en el espejo perfecto: ese que prácticamente no se ve, ni se es consciente de que está ahí; un alter-ego, un reflejo interno, la sencilla sensación de ser algo más.

Eso pensé esta mañana cuando te levantaste tarde y te acercaste con los íntimos desarreglos del sueño aún latentes. No sonreías ni mirabas con ojos indagadores; podrías haber fumado un cigarrillo evocando un poema nebuloso, impreciso; o detenerte en una meditación que envolviera con músicas marinas tus cabellos y precipitara luciérnagas desde tu frente hasta tu pecho...

- "No viene a mirarse en el espejo", me dije, "sino a completarse en mí". Ya no tenía tiempo de pensar que eso pudiese ser una arrogante mistificación, pues me invadió la certeza de que era así.

Jaime dijo...

También debo confesar que durante días me miras con frialdad, casi con desconfianza. Son días en los cuales parece que no saliera el sol, que las cortinas se mantuvieran cerradas a la par que tu sonrisa. Son los días de olvido...

Eso digo yo, que soy egoista por manufactura, que deseo vivir el despliegue de tu belleza contenida en absoluta intimidad, como si el mundo no existiera y lo mio fuera ser el excepcional testigo de la aurora.....

Pero la realidad se impone y me relaga a una quieta espera.