domingo, 7 de diciembre de 2008

Retazos del amor

Extracción de la novela "El Pasado" de Alan Pauls.


El mundo brillaba como un objeto flamante y Rímini, cansado pero feliz, con la voracidad del extranjero que acaba de aterrizar, después de un viaje interminable, en una ciudad desconocida, estaba demasiado concentrado en habitarlo como para distraerse con el pasado. No pensaba en Sofía. A veces, a las dos o tres de la mañana, cuando volvía a Las Heras y se derrumbaba en la cama, se daba cuenta de que en todo el día no había pensando ni una sola vez en Sofía ni en nada que tuviera que ver con ella y no lo podía creer.

Era como si se la hubieran extirpado. Llegó a pensar que alguien, en algún momento-uno de esos tramos de tiempo que una máquina o un sabio loco roban de una secuencia y que luego, después de trabajar y atiborrarlo con toda clase de informaciones nuevas, reintroducen en la secuencia como si nada -, le habían hecho una limpieza mental, un lavado de cerebro de última generación, absolutamente perfecto (...)
Pero le bastaba comprobar la desaparición de Sofía para ponerse a pensar en ella, y en media hora- la última media hora que pasaba despierto, sin siquiera desvestirse, dando vueltas en la cama-reparaba los daños causados por su desaprensión.

Como el condenado que pretende atenuar su pena con trabajos voluntarios, Rímini barajaba recuerdos, pensamientos, escenas imaginarias protagonizadas por Sofía, y se preocupaba por acompañar cada evocación con la clase de emoción que la habría escoltado si hubiera brotado espontáneamente: Así cada noche, con un pie en la vigilia y otro en el sueño, Rímini se entristecía, tenía miedo, añoraba, se arrepentía,; odiaba y desfiguraba y se reconciliaba con el pasado, y cada noche, como otros rezaban una plegaria, rendía su tributo al amor muerto.

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