martes, 22 de septiembre de 2009

Confesiones de una ex...plosiva


Sentada en el sillón del pasillo, ojeaba una revista de esas que nunca leo, pero que alguna vez me han dado motivos para ir corriendo a las vías del tren y lanzarme cual clavadista al medio del riel. Era jueves y afuera llovía. Mientras esperaba mi turno (la galería de personajes) encontré en la página 86 la columna de una periodista de apellido Strauss.
Sus palabras me parecieron tan acertadas como ocurrentes.

Imaginé a las lectoras asentir con su cabeza desde el pasillo del consultorio o en la sala de espera. En las peluquerías, en la mesa de algún bar, en el banco de la plaza, en el sillón de sus casas…


(...)Hay armisticios que no existen. Hay paces que jamás serán firmadas. Hay guerras-sordas, intestinas, largas como una enfermedad crónica-que terminarán sólo cuando se termina uno. Nunca antes. Así que a mí no me vengan con cosas raras...Yo, que soy de querer a lo bestia, sin bozal, sin espejito retrovisor, a baldazos de amor, no podría jamás convertirme en esa triste cosa que es la ex "amiguera". ¡Vamos! ¿Quién quiere ser amiga de un tipo convocado para el casting de galán? ¿Eso no es como una degradación, como una adulteración del amor? "Bueno, dale ya que no das para marido ni para novio, vení que te pinto de hermano del alma y listo"
!Pamplinas! Si no estás a la altura del papel, darling, más te vale armar la valija y rajar de mi vida ipso facto. Sobre todo, porque cuando me dé cuenta del brutal error (haber tomado por faisán a un módico pato criollo) lo más probable es que me embargue un deseo irrefrenable de trepar a un tractor y pasarte por encima.
Hay, en todo romance manco algo de pagaré sin levantar: alguien que prometió vino y rosas, y no pudo más que alcohol fino y ventosas.
Para éste, para el estafador emocional que la mayoría de los tipos lleva adentro-si me permiten- sólo cabe la muerte. Una muerte larga, dolorosa, llena de garrapatas y vinchucas, gritos, "escenitas", cachetazos y tacos como puñales en su espalda.
¡Vuelen chancletas justicieras,jarrones y ceniceros, en busca de la cabeza y partes nobles del mentiroso! ¡Caigán sobre él cuervos en picada, águilas borrachas, popós de paloma tamaño de nido hornero!
Para el prófugo del amor, el desleal, ningún castigo ni bochorno será suficiente.
Brindemos, pues: cada vez más gente sabe -vía revelación catódica- que el amor es una enfermedad incurable. Y , de hecho, la única capaz de sobrevivir a su propia muerte.
Acabado el romance, de las cenizas brotamos nos, las explosivas, a poner un poco de justicia (loca justicia, si quieren) en un mundo en donde nadie va preso por andar matando pobres corazones. Como si tal cosa, como si todas nosotras estuviéramos ahí (sangre en los ojos, puñal en la lengua) para recordarles que lo único digno de temerse en esta vida es una mujer con el alma hecha jirones(...)

3 comentarios:

Jaime dijo...

Vamos, Ninna
no dejes que los pusilánimes manden en tu vida
de ningún género, pues abundan de los dos
no permitas eso de imponerte odios
y miradas corrosivas
Sé tersa e intrusiva
caminante al viento
Elige investigar y apuntar más allá de los pequeños intereses de los tontos
pero aficiónate a las cosas simples y numerosas de la vida
que pocos ven

Sé lo que eres, bella

Atte.

Jaime, aconsejador impertinente

Ninna Salusso dijo...

Jaime, volviste!!! Se te extraño!

Jaime dijo...

¿No es hora de tomarnos juntos un café?

Han pasado cosas, miles de manos se han asido de las barras de los buses donde solías ir a trabajar o regresabas a casa buscando la respuesta en vallas y fachadas que sin embargo se repitieron indiferentes; 400.000 golpes de vista te han mirado y te han dejado escapar como si nada, como si hubiera otra oportunidad...

Es hora de un poco de silencio compartido, de algunas frases y algunas pistas que nos animen a seguir..

!Salud!

(tu explosividad es algo que debe trascender en cada instante, más por convicción propia que por el ruido de la gente)