lunes, 26 de octubre de 2009

Te soñé


Te miraba a los ojos. Vos también lo hacías. De a ratos, posabas tu mirada en el prendedor de mi saco y, después, me mirabas fijo.
Sonreías como nunca nadie me sonrió en la vida.

Tan chiquito y tan frágil. Recostado en mi regazo viajábamos en tren a algún lugar de Europa. A alguna recóndita ciudad del viejo continente.
Miraba por la ventana y volvía a fijarme en tus ojos que brillaban cuando te jugaba.
Éramos vos y yo unidos por un lazo de sangre. Eras una extensión de mi alma, una parte de mi corazón.
Fue la primera y única vez que te pude sentir, tocarte, mirarte, besarte y volverte a mirar.

Eras real. Casi tan real como el aire que respiro.
Eras mi hijo y yo te amaba por eso.

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