Intento, intento, pero no hay caso. Imagino situaciones, evoco frases perdidas en noches sin sentido y tampoco sale nada. Cierro los ojos, hago fuerza y nada.
Recurro a la cebolla o a las gotas de mentol y menos que menos.
La pucha digo, no sé que me pasa, pero no tengo más ganas de llorar.
Al menos, ya no por vos.
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