martes, 2 de marzo de 2010

Convivencia en Tapiales


Pensé que iba a ser peor. La soledad no me disgusta tanto cuando se trata de cenar pastas a la mediterranea mirando la tele. Tampoco cuando hacer la cama y ordenar mi cuarto implica poner la musica a todo volumen y cantar Amy Winehouse como si estuviera en la última entrega de los Grammy. Mis vecinos chochos, sobre todo Matías, mi vecino de piso, que debe soñar con mis agudos matinales y las largas charlas telefonicas que tengo desde mi balcón.
Para ser sincera no está nada mal vivir acá. El unico "problemita" que tengo es con el baño. A decir verdad, no nos estamos llevando bien. Primero, la mochila que no carga agua, después la bacha que gotea y, por último, un caño del inodoro que escupe agua como quien no quiere la cosa. Trato de mirarlo con cariño. Es más, hasta le puse un florerito para que se sienta a gusto con su nueva inquilina, pero no hay caso, che. El baño no me quiere y sospecho que el telefono va por el mismo camino. Se conecta y desconecta cuando quiere y de a ratos hace sonidos extraños. Como si adentro de él viviera un ser de la dimensión desconocida.
En fin, en convivencia con mi nuevo hogar vengo en un 50 por ciento. Quizás, necesitemos tiempo para conocernos. Después de todo, soy nueva en "el oficio de convivir".

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