Quiero curarme definitivamente. Dejar de rezar por las noches, olvidarme de que estás ahí. Despertar un buen día y no sentir el dolor, no ver las marcas que siguen creciendo en esa parte de mi cuerpo, no necesitar de remedios ni recetas mágicas.Remedios chinos e infalibles que no hacen otra cosa que apaciguar lo que está engendrado, lo que crece.
Quiero volver atrás. Posicionarme en el momento en el que empecé a enfermarme. Reconocer el error de no haber evitado el contagio y de no haber escuchado al médico. “Esto no tiene cura”.
Tendría que haberme vacunado contra este mal y no lo hice. Ahora, las manos me pesan, los brazos me pesan, las piernas me pesan, los ojos me pesan…no tanto como el corazón. Ahora sólo quiero caer desmayada entre tus brazos como la primera vez y que me digas que todo va a estar bien. Que tus palabras me lleguen tanto como tus abrazos. Dejar de llorar cada vez que lo hacemos por darme cuenta que la peor enfermedad que enfrenté durante los últimos dos años de mi vida fue el desamor.
1 comentario:
Dicen que uno arriesga proporcionalmente a lo que resiste. Y si te enfrentaste con el desamor, es seguro que entonces amaste. Y si uno se anima a amar, creo yo, al menos, se anima a experimentar lo más intenso.
¿Sabés cómo trato de pasar yo el desamor? Sintiéndome viva. ¿O acaso ese dolor tan hondo no te hace sentir que estás más viva que nunca?
Por lo demás, es un hecho que un día se pasa, sin más.
Un beso!
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