viernes, 21 de mayo de 2010

¿Cada rey en su castillo?


Y bueno, quizás me guste que estés acá. Que se yo, por lo menos ya no ceno sola, ni desayuno sola. Incluso, hasta podemos tomar el té y mis domingos ya no son lo que eran.
Puede que escuchar la lluvia de la ducha caer también me genere cierta satisfacción. Saber que hay alguien más entre estas cuatro paredes, viendo el mismo amanecer, el mismo atardecer, el mismo anochecer y sentir caer el granizo sobre la terraza, pensar que , quizás, tu camioneta esté toda abollada, me resulta divertido, casi tanto como verte cocinar ñoquis multicolores (que aseguras haberlos preparado vos) en mi cocina.
Tal vez, no esté tan mal que tu cepillo de dientes esté junto al mío. No lo sé ¿Quién te dice?

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