sábado, 10 de julio de 2010

Sin saber que hacer


Doy vueltas. Me siento. Respiro. Me miro. Pienso y tomo una decisión, la misma por décimoquinta vez en el día. Juro que voy a cumplirla. Me lo escribo en un papel y lo pego en la heladera. No vaya a ser cosa de que se me olvide. ¡Carajo! ya empecé mal. No pasó un minuto y ya no la estoy cumpliendo.
Salgo al balcón a tomar aire. En el río, quizás, la cosa es mejor. Camino. Miro. Pienso. Volví al principio. Estoy en la largada. Pero, ¿Cómo? ¿No era que ya habías tomado la decisión?
Entro. Me siento. Preparó un té. Pongo música. No pienso. Por lo menos eso intento, pero no funciona. Esa idea vuelve a aparecer en mi cabeza, y acá vamos de nuevo.
Vuelvo a tomar la misma decisión, y ya sé que no la voy a cumplir.

No hay comentarios: