Una gran nube desciende lentamente a lo largo de toda la avenida.
Horas atrás casi rozaba la punta del edificio amarillo. Ahora, a las 16:07 lo cubre casi por completo. La casa de enfrente parece que ya no existe.
Desde mi ventana sólo puedo ver las ramas de los arboles que están sobre mi vereda. Las que se asoman por mi balcón saludandome y caen, como brazos gruesos, abrazando la avenida.
Tengo una sensación en mi pecho. Como si una mano invisible me empujara la nuez hacia adentro. La saliva no corre facilmente. Presión mezclada con angustia. Quiero ir al baño para mirarme al espejo y llorar, pero ni eso me sale ya que despúes de estar frente a él durante 15 minutos comienzo a reirme de lo patética que se ve mi cara un jueves con neblina y con el maquillaje corrido.
Sin embargo, vuelvo a ponerme seria. Pruebo con todos los ejercicios teatrales que aprendí durante estos años. Tampoco. Lo único que consigo es ponerme colorada y que las venas de mi cuello se noten aún más por las fuerza que hago para que una maldita lágrima caiga de una buena vez.
-"Hoy no es un buen día para llorar"-, pienso.
La nube sigue ahí. Mejor dicho, sigue bajando de a poco. Da miedo.
2 comentarios:
stop crying your heart out.
te banco a muerte, para que después no digas por ahí que te trato mal.
Thanks....thanks a lot!!!
Kisses....Editor!
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