miércoles, 17 de octubre de 2007

El tren


Pepito Cibryan le dijo una vez : "Los taxis en Nueva York son muy solicitados: una vez que perdiste uno, encontrar otro es muy complicado".

Martes 16 de octubre, 19 HS-Estación de tren de Retiro

R corre hasta el tren que sale de la estación de Retiro rumbo a Martínez. Se acomoda en uno de los primeros vagones que, por cierto, está repleto de gente. Se ubica en el medio del vagón. Cierra su cartera (su madre siempre le aconsejó-entre otras cosas-que cerrara la cartera en los medios de transportes asique ahora lo hace, automáticamente, ni bien entra a uno).
Mira para arriba. Está la ventilación funcionando.
Arranca el tren.

El tren frena en la primera estación: Lisandro de la Torre (Cada vez que pasa por ahí recuerda su adolescencia: las escapadas con sus amigas al boliche, los primeros vómitos, el "chancho" que pedía boleto y algunas de las chicas que por una confusión se bajaba antes).
La gente desciende, pero suben aún más. El tren no logra vaciarse.
Temperatura: 24 grados.

Arranca el tren.Próxima estación : Belgrano C (Muy top todo. Chicas de saquitos multicolores. Desfilan los Carolina Herrera y los nombres diminutivos como "Loli", "Echi" y "Pachi").
Un grupo de gente sale, pero tres más ingresan al mismo vagón.
Temperatura: 29 grados (No sé si reales, pero que se sienten...¡se sienten!).

Arranca la locomotora y frena en la estación siguiente: Rivadavia. El tren queda fuera de servicio. Las puertas están cerradas. La ventilación no funciona.
R no quiere pensar en eso. Quiere imaginarse otras cosas: el campo, las flores, el mar...pero no puede. Una mujer, más joven que ella, se da vuelta y con ojos saltones le confiesa: "Me agarra un ataque si esto no arranca".
R no quiere traer a su mente pensamientos horribles. No. Asique continúa pensando en el mar, montañas ¿Porqué no?.

Pasan 5 minutos y el tren sigue detenido.
Pasan 10 minutos y el tren sigue detenido.
La transpiración de los 80 pasajeros que viajan adentro del vagón comienza a hacerse presente. Se escuchan comentarios: "Es un desastre", "No anda la ventilación", "¿Qué pasó? ¿No anda más?".
Algunas se abanican, otros para las miradas de las niñas de colegio privado se desabrochan la camisa.
R sigue ahí. Apoya su cartera en el piso. Pone sus manos en la cintura, mira para arriba y exhala.
Las gotas de agua caen por los vidrios sellados del vagón. El aire no circula. Mientras tanto un hombre continúa tocando la guitarra y canta: "Yo era un hombre bueno si alguien bueno en este lugar".
R trata de concentrarse. No puede tener un ataque ahí ¡No!
La misma mujer de antes vuelve a darse vuelta y le dice: "Me siento mal". Finalmente R estalla y comienza a pedir que abran la puerta del tren: lo que se dice un verdadero pa-pe-lón.

R sale sofocada del vagón y en el andén un ex compañero del colegio la reconoce por sus gritos.
"Ataques de pánico", dice ella.
"Sí. Se nota", responde él.

El tren continúa parado. Un empleado de la empresa anuncia que se suspende el recorrido y la batalla entre los viajantes y trabajadores del tren comienza: un espectáculo glorioso.

R piensa: ¿Esperar otro tren? ¡Olvidate!

Si no fuera por las diferencias visibles y porque estamos en el ¿Tercer mundo? diría que esperar un tren en Buenos Aires es como esperar un taxi en la gran manzana...o peor.

2 comentarios:

Hani dijo...

Ninna! decile NO al ataque de pánico.
Tomate el Belgrano la proxima! jeje.
Besotes bella

Ninna Salusso dijo...

Jajaja ¿sabés que lo pensé?.

La próxima me tomo el Belgrano. Igual creo que m,i problema son los trenes: el otro día me tomé uno que iba para el otro lado. Garrón!. Sale bici (la común).

Bacci HanuSsa.