jueves, 25 de diciembre de 2008

Historias de altamar

-“Tuve tiempo para pensar, sabés”, le dijo. “Pensé mucho en nosotros, en los que nos pasó…”
Rímini asintió mecánicamente con la cabeza. Sofía volvió a sonreír y lo miró con aire interrogativo, como invitándolo a algo.“Qué”, dijo Rímini, “qué pasa”
-“Vos”, dijo ella, “¿Pensaste algo?”
Rímini buscó, buscó, buscó, buscó pero el cuarto estaba completamente a oscuras.
-“Todo es demasiado reciente”, dijo.
-“Dale”, dijo Sofía, acercando un poco la cabeza hacia él como si le buscara el centro, ---“Algo tenés que haber pensado”.
-“No sé, no podría decirte”
-“Ey. Soy yo, Sofía. No te va a pasar nada ¿eh?”
Se quedaron unos segundos en silencio, inmóviles, ella muy cerca de él, mirándolo desde abajo, siempre esperando, mientras él fingía distraerse con las sombras que cruzaban cada tanto el fondo quemado de la calle. Algún plazo secreto debió de cumplirse, porque Sofía, suspirando, abrió la cartera y dijo: “Te escribí una carta”

(El Pasado, novela de Alan Pauls)



Revuelto, enredado, mezclado. Así está todo. No sé bien dónde estoy parada. ¿Mi vereda es ésta o la de enfrente? No creí que podría decir esto aunque te juro que muchas veces quise sentirlo. El viento golpea en mi cara y estoy sentada en un lugar inimaginable. Un lugar especial. De acá puedo ver la inmensidad de las cosas. Puedo apreciar el infinito mismo y comprobar que soy una nuez en el medio de la nada.
Es de noche y mientras el barco navega por el Río de la Plata comienzo a sentir la humedad de Buenos Aires. El viento golpea en mi cara y abajo unos señores limpian el piso del crucero. Hablan un idioma que no conozco. Dicen que los que se encargan de este tipo de tareas en el barco son tailandeses.
El cielo está repleto de estrellas, es la última noche de este viaje y el comienzo de una nueva etapa para mí. Realmente, se va a extrañar. ¿Vos crees?.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

martes, 9 de diciembre de 2008

Próximamente: Diario de un crucero


-Hola gordo ¿Cómo estás?
-Bien, laburando ¿vos?
-bien, bien. Oíme amore vas a creer que te estoy jodiendo, pero me acaba de pasar algo muy loco
-¿Qué te pasó?
-Me voy a un crucero
-¿Eh?¿un crucero?¿Cómo?¿Cuándo?
-Me voy. Alguien tenía que ir para hacer una nota e I creyó que si alguien se lo merecía era yo, así que me eligió a mi.
-¿Posta? ¡Uh, gordeeetaaaaaaa, te felicito! Me pone muy feliz. Te lo mereces.
-Supongo.
-Sí, mi amor ¡Qué bueno! La vas a pasar bárbaro
-Te voy a extrañar
-Yo también Yinya, pero la vas a pasar súper
-Sí, lo se. Además, ¿Cuándo voy a tener otra oportunidad de irme a un crucero por Brasil y gratis?
-Ni hablar ¿Y cuándo te vas?
-…El viernes
-¿?¿?¿
-Sí, el viernes 12.
-¡Ya!
-Sí, ya. Te amo…
-Yo también mi amor.
-Me tengo que ir.

-Llevate la bata coral....
-Obvioooooooooo. Bye
-Ciao.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Hot as ice

Retazos del amor

Extracción de la novela "El Pasado" de Alan Pauls.


El mundo brillaba como un objeto flamante y Rímini, cansado pero feliz, con la voracidad del extranjero que acaba de aterrizar, después de un viaje interminable, en una ciudad desconocida, estaba demasiado concentrado en habitarlo como para distraerse con el pasado. No pensaba en Sofía. A veces, a las dos o tres de la mañana, cuando volvía a Las Heras y se derrumbaba en la cama, se daba cuenta de que en todo el día no había pensando ni una sola vez en Sofía ni en nada que tuviera que ver con ella y no lo podía creer.

Era como si se la hubieran extirpado. Llegó a pensar que alguien, en algún momento-uno de esos tramos de tiempo que una máquina o un sabio loco roban de una secuencia y que luego, después de trabajar y atiborrarlo con toda clase de informaciones nuevas, reintroducen en la secuencia como si nada -, le habían hecho una limpieza mental, un lavado de cerebro de última generación, absolutamente perfecto (...)
Pero le bastaba comprobar la desaparición de Sofía para ponerse a pensar en ella, y en media hora- la última media hora que pasaba despierto, sin siquiera desvestirse, dando vueltas en la cama-reparaba los daños causados por su desaprensión.

Como el condenado que pretende atenuar su pena con trabajos voluntarios, Rímini barajaba recuerdos, pensamientos, escenas imaginarias protagonizadas por Sofía, y se preocupaba por acompañar cada evocación con la clase de emoción que la habría escoltado si hubiera brotado espontáneamente: Así cada noche, con un pie en la vigilia y otro en el sueño, Rímini se entristecía, tenía miedo, añoraba, se arrepentía,; odiaba y desfiguraba y se reconciliaba con el pasado, y cada noche, como otros rezaban una plegaria, rendía su tributo al amor muerto.

sábado, 6 de diciembre de 2008

jueves, 4 de diciembre de 2008

Desgrabandome


Lado A

Algunos quizás puedan decir que soy una desagradecida, otros tal vez me tilden de inconformista. Los que me vean caminando por la calle seguramente pensaran que por estos días ando triste y sí, no se equivocaron. “En algún momento la ficha te cae”. Escuché a miles de personas pronunciar esa frase y en varias ocasiones fue oportuna.
Hoy, estoy triste por mí, por ustedes y por ellos. Porque muchas veces nos preguntamos ¿Es necesario todo esto para aprender “algo”de la vida? Estas son las cosas que nunca voy a comprender.


Lado B

Detesto los fines de año. No me gusta el mes 12. Armar el arbolito de navidad y sacar las cajas del altillo. Una ceremonia que con el tiempo dejó de alimentar mi alma. Diciembre me llena de nostalgia, los amigos que se van, los que ya no ves y los que vuelven para volver a irse. Ni hablar del famoso balance del año: nunca me dio positivo. Este era el mes en el que me daba cuenta si una relación iba a prosperar o no, y generalmente terminaban antes del brindis del 31.
Desde que mi papá se enfermó las fiestas ya no son fiestas para mi.

Off the record

Tengo ganas de comenzar a cambiar mi historia. Quisiera poder patear el tablero y animarme a hacer cosas que me dan miedo. Poder tomar coraje y empezar a pensar en mi, en lo que quiero, lo que me hace bien y lo que no.
Dejar de esperar lo inesperado, lo que nunca va a llegar o lo que llegará solo o cuando menos lo piense.

No quiero ilusionarme más. No quiero resolverle la vida a otros. No quiero seguir cargando mochilas ajenas.
Y que venga lo que venga porque no será ni la primera ni la última vez que tenga que ponerle el pecho a situaciones que no elegí.
Ya sufrí cosas mejores que estas. Todavía me mantengo de pie porque si hay algo que sigo siendo es una heroica sobreviviente.