viernes, 19 de noviembre de 2010

Rara como perdida

Acostumbrada a cargar con la imagen me encontré arriba de un tren sin rumbo. Tenía la mente ocupada, el alma tiesa y las manos vacías. Pero algo tenía. Una colección de recuerdos, una espina clavada o, tal vez, era lo que creía.
Desconozco los pasos, cambié el camino. Mis palabras ya no son las mismas, y hasta quizás sean mejores. No hay recuerdos en mi baño, y hasta quizás sea mejor. Las plantas de mi balcón ya dieron flores, y hasta quizás sea una buena señal.
Ahora ya no tengo pesadillas. Sólo sueño con el presente. Con los presentes.
Mi cuerpo baila con la almohada, mi mente desayuna tostadas mientras lee el diario, y mi alma toma el té con la soledad.
Algo cambió. Algo se fue. Algo llegó. Algo…

1 comentario:

Antonela M Mellano dijo...

Le cambiaría el título...ya no parece tan perdida
Salu2