viernes, 29 de febrero de 2008

jueves, 28 de febrero de 2008

Malo, malo, malo eres...

...No leo Borgés, no leo Cortázar....Leo Sbaraglia.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Entrevista con Daniel Hendler

En breve saldrá publicada. De todos modos, la posteo en mi humilde espacio, uno de mis pocos medios de expresión. Se aceptan comentarios.


“Tenía ganas de patear el tablero”

Nació en Montevideo, Uruguay, en 1976. Primero quiso ser actor, después músico, también arquitecto, pero finalmente se decidió por la actuación. Sin duda, una elección acertada. Si bien, en su país había protagonizado varios cortos y largometrajes en el suelo porteño se hizo conocido por los avisos de una famosa empresa telefónica.
Daniel Hendler, uno de los actores jóvenes más destacados del momento, hizo su paso por el teatro, se afianzó como una de las caras del cine nacional, y ahora incursiona en la pantalla chica de la mano de “Aquí no hay quien viva”, la adaptación de una entretenida comedia que se originó en España y que, actualmente, se emite por la pantalla de Telefé.
Sentado en una de las mesas del bar de Teleinde, mientras toma un pequeño descanso para volver a las grabaciones confiesa: “Tenía ganas de patear un poco el tablero y probar suerte en la pantalla chica. Identificarme sólo como un actor de cine no es algo que me interese”.

Ninna: ¿Cómo se decidió a trabajar en televisión?

Daniel Hendler: Por varios motivos: porque es un medio en el que no tenía ningún tipo de entrenamiento y tampoco nunca dije “no aceptaría hacer televisión” y la verdad es que me estaba empezando a tentar. Por otro lado, implica un trabajo estable y eso era parte de mi búsqueda.

N: ¿Qué fue lo que le atrajo de este proyecto?

D.H: La propuesta me pareció muy justa .Se trataba de una comedia coral con un elenco muy tentador y cuando me dieron a conocer los nombres me cerró la idea. Eso fue lo que más me sedujo. Además, conocía a los guionistas, de los cuales soy amigo, y me gusta como laburan.

N: ¿Se acostumbró a los tiempos de la tele?

D.H: Más que a los horarios fijos, que de repente en un rodaje también tenes 12 horas laborales, el punto está en los tiempos de preparación de las escenas y en los espacios previos para armar los personajes. Son bastantes comprimidos, pero eso te somete al desafío de estar abierto y flexible para ir a encontrarte con mucha información que explota en el set.

En el unitario, Hendler interpreta a Román, el encargado de un edificio donde conviven familias de distintas condiciones económicas, sociales y sexuales y que nunca se ponen de acuerdo en nada. Si bien, los lineamientos del personaje venían estipulados desde el guión y la adaptación, el actor cuenta que existieron ciertos detalles que surgieron a último momento. “Lo de la gomina en el pelo fue una decisión medio apurada que se tomó cuando me pidieron de grabar la promo del programa. Entre los peluqueros, la productora, el director y yo propusimos esta imagen. Quedó bien y se largó así”.


N: ¿Se parece en algo al personaje de la serie española?

D.H: No era exactamente como este, pero acá los guionistas propusieron esta idea y después fueron surgiendo complementos como su adicción por el mate, que no hacen a su esencia, pero le da color.

N: Y que, también, tiene algo en común con usted…

D.H: (risas) Eso sí. Estuvo bueno porque suelo llegar a la grabación con el mate. Ahora directamente salgo con el mío. Igual, estamos intentando que utilería ponga un set propio por si, algún día, me olvido de traerlo.

En 1994 comenzó a formarse en la actuación. Con un grupo de amigos crearon el colectivo de teatro “Acapara el 522”, una especie de chiste interno y juego de palabras con el lugar donde paraba la línea de colectivos en su ciudad natal. Años más tarde la vida le daría una justa recompensa por su desempeño como artista: recibió el Premio Actor Revelación Clarín 2000 y el Premio Actor Revelación 2000, otorgado por la Asociación de Críticos de Uruguay. A pesar de esto siempre mantuvo un perfil bajo. Algo que con su paso por la tele, ahora le resulta un tanto difícil de conseguir. “Me encontré con un público de niños y adolescentes que nunca antes se habían acercado ya que las películas en las que trabajé generalmente estaban orientadas a adultos. Los chicos están bastante copados con el programa. Me pasó de ir por la calle y que me pidan autógrafos o de sacarme fotos. Por ahora, me llevo bien y no me resulta invasivo”.

N:¿Tenía prejuicios de trabajar en televisión?

D.H: Sí, pero sobre todo me costó mucho asumir que era actor. Yo estudiaba arquitectura y mientras tanto trabajaba de esto. No hace mucho que empecé a poner en los formularios que era actor. Tiene que ver con una vida que yo no soñaba. En sí, el entrenamiento que implica la experiencia de trabajar en televisión me resulta interesante. Más bien el prejuicio está en que conlleva un tiempo de más exposición, temporadas largas, mucho ritmo y agotamiento.

N: Fue una buena elección entonces…

D.H: Te diría que estoy en pleno proceso. Por ahora, la paso bien y estoy contento. Sí

N: ¿Qué aporta Daniel Hendler al programa?

D.H: Pretendo darle un color a esa gama que conforman estos personajes. Cada uno tiene que encontrar una locura diferente para generar la grupal del consorcio. Lo interesante es lograr el tono común, los contrastes, equilibrios y eso es algo que sentimos que se está produciendo de a poco. Me atrevería a decir que, recién, en estos últimos capítulos se fue dando. Nos llevó tiempo conseguir el engranaje para empezar a movernos con más diversión.

Hace algunos años abandonó su Montevideo querido para vivir una historia de amor junto a la actriz y directora argentina Ana Katz con quien tuvo la suerte de trabajar en “Una novia errante”, la ultima película de la directora. Pero no todo fue color de rosa para el actor. Dejar Montevideo, también tuvo su peso. “La humildad en mi ciudad es sobrevalorada y yo crecí con esos valores. No te voy a decir que se me reían en la cara, pero a pesar de mi gran valor las cosas no me resultaron tan fáciles”, dice el actor uruguayo.
Pensativo, de diálogo amable y muy seguro de su discurso confiesa: “Me costó tomar la decisión. Me fui mudando de a poco. Eso hizo que me fuera adaptando de adentro hacia fuera: de la habitación a la casa y de la casa al barrio y de ahí a la ciudad. Fue progresivo y conseguir esa comodidad no fue hace mucho”. Con un pie a un lado y al otro del Río de la Plata el actor confiesa que lo que más extraña de Montevideo es “su tranquilidad, la escala humana de las calles, su arquitectura”

N: A nivel profesional ¿Cuál es su objetivo hoy por hoy?

D.H: Uno debería ser una empresita que se diversifica todo el tiempo porque eso es lo que nos hace seguir aprendiendo. La idea es variar en vez de transformar.

N: Para concluir, si tuviera que elegir entre el cine, el teatro o la televisión ¿Con cuál se quedaría?

D.H: Es difícil.

N: Juéguese por una...


D.H: (risas) No, no puedo. Es muy difícil. En este momento de mi vida elijo la televisión. El año que viene me gustaría hacer cine y teatro.

Y en el interior de mi billetera...


...lo que el negro se llevó:

Una llave desconocida, de esas que uno nunca se sabe bien de dónde salió, pero que en una noche de viajes increíbles a descifrar, en las que un tal PNKu nos echó y amanecimos con una pila de discos de vinilos debajo de nuestras piernas, mientras que alguien en la otra punta del auto tarareaba algo así como “Perón, perón qué grande sos”.

Una tarjeta personal con un mensaje al dorso más que esperanzador. Una dedicatoria. Especial dedicatoria de alguien más especial todavía. Mi gurú en palabras.

Una lista de cosas pendientes por arreglar de un tal Volkswagen Fox y varias quejas a nombre de un abogado que mete miedo.

S incoloras, inholoras e insípidas con fecha del 21/12/2007. Una noche de verano y un motivo de festejo.

Un No perro de peluche de esos que vienen en un mini cuadrado para acariciar como si tuvieras a tu mascota cerca.

Una estampita de San Nicolás que habitaba en ese sector de mi billetera por más de diez años. A su lado, El Desatanudos lo miraba de reojo, celoso por su presencia.

Una dedicatoria en forma de sol que solía leer los días grises, tristes y feriados para recordarme que todavía ... como la primera vez que nos vimos en ese bar ..allá por el centro.

Miles de contactos incontactables.

Una entrada al “Cilindro de avellaneda”. Vieja, por cierto.

Un pasaje de vuelta con destino: V. Gesell-Bue

Hebillas de varias formas, colores y tamaños.

Billetes varios y ajenos.

Diez pasajes en subte línea D.

Tres boletos con...

domingo, 24 de febrero de 2008


Como si fuera una costumbre insólita, ahora junto migajas de vos, y las guardo, como si fueran humus, para mi próxima colección de tristezas.

viernes, 22 de febrero de 2008

La lluvia



Cae la noche y el silencio llega a mi hogar. Duerme en la casa Padre nuestro que en el cielo estás y mañana cuando despierte no sea un día más
¿Cuándo pasará? ¿Cuándo parará?
Si miro al cielo me da miedo, si miro al suelo más.
Padre nuestro que estás arriba me tenés que escuchar. Llueve sin parar.
Llueve en Buenos Aires y en mi corazón, aún más.
¿Cuándo pasará? ¿Cuándo parará?

jueves, 21 de febrero de 2008

Qué va ser de mí



Qué va a ser de mí,

volveré a mentir de nuevo.

Llenaré mi cama de fantasmas, de muertos.

Contaré los días, las calles que nos separan.

Las tardes de domingo esperaré tu llamada.

Maldeciré a las parejas que, abrazadas,

sueñan con habitaciones de hotel desocupadas.

Y odiaré con calma tu risa,

todas mis palabras, nuestra despedida.


Qué va a ser de mí, les diré barbaridades
a los hombres hermosos que pasen por mi calle.

Sin que me invites, me colaré en tus fiestas.

Cuando venga tu recuerdo, reiré con violencia.

Iré a buscarte a los sitios acordados

aunque tú no vengas, aunque me hayas olvidado.

Te escribiré los versos que nunca te hice,

seré puntual como siempre quisiste.


Qué va a ser de mí, emprenderé un largo viaje

para que el eco de tus noches nunca me alcance.

Qué va a ser de mí, dudo que en ningún bar

me puedan servir todo el alcohol que necesito para olvidar.

Iré a buscarte a los sitios acordados

aunque tú no vengas, aunque me hayas olvidado.

Te escribiré los versos que nunca te hice,

seré puntual como siempre quisiste.


Por Ismael Serrano*

martes, 19 de febrero de 2008

-Juntos a la par-

La primera vez que escuché este tema estaba en una playa de Mar del Sud sumergida en una locura colectiva muy bella por cierto.
Un atardecer furioso asomaba y las guitarras comenzaron a sonar.
Alguién me dijo, "Juntos a la par, del Carpo". Me pasaron la letra y comenzamos a cantar.
A partir de ese momento no puedo evitar cerrar los ojos y enfocarme en esa voz, grave, profunda, con dejo a cigarrillo y alcohol, pero que afina como nadie.

A vos, si la escuchas ¿Habla de una mujer o de su moto?


lunes, 18 de febrero de 2008

Ironías del amor



En la esquina de Cabildo y Juramento un hombre besa a una mujer. Sostiene su cara, cierra los ojos y la besa. La besa sin parar. Beso mojado. Beso intenso. Beso con pasión.
En la hora pico miles de personas circulan por esas calles. Veo caras que van y vienen sin poder distinguir si son hombres o mujeres. Tan sólo camino.
Una pareja, tomada de la mano, cruza la avenida. Caminan juntos. Sus pasos van al compás. El la toma de la cintura y la besa. La besa con amor y la mira con ternura.

En la vereda de enfrente los locales de ropa interior todavía exhiben en sus vidrieras las calcomanías del día de los enamorados. “Amor”, “Love”, “L`Amour”, “Amore”. El maxikiosco de la otra esquina de Cabildo y Juramento, vende unos muñecos de peluche gigantes con un cartel más grande aún que me recuerda porque tiré todos los anteriores: “Te voy a amar por siempre”.

La línea 60 de colectivos decidió suspender su servicio por 48 horas. 45 fueron los minutos que esperé por la llegada de una de sus unidades parada frente al bar que se ubica debajo de la pérgola de flores. En esa mesa, hace exactamente 4 días, cenamos por el Día de San Valentín mirándonos a los ojos, sin decir una sola palabra de lo sucedido. Una guitarra y un clarinete acompañaron ese momento.

Ahora camino por Av. Cabildo porque tengo que tomarme otra línea de colectivo ya que la mía está de paro. Voy por la avenida que, en más de una ocasión, fue testigo de nuestros besos y abrazos, de las miradas cómplices, las sonrisas, los enojos y las reconciliaciones. La lluvia y el sol nos vieron transitar de la mano y separados.
Ahora camino por la misma avenida y pienso ¿Cuánto tiempo pasará para que alguien quiera besarme de esa misma manera? ¿Cuántas noches más tendré que soportar la soledad de mi cuarto? ¿Qué será de mí si él no decide regresar?

domingo, 17 de febrero de 2008


Una canción y una historia reflejada en esta letra de Enrique Bunbury que, en más de una ocasión, supo tararear.


El viento a favor

Si ya no puede ir peor
Haz un último esfuerzo
Espera que sople el viento
a favor
Si sólo puede ir mejor
Y está cerca el momento
Espera que sople el viento
a favor

Otra vez te haz vuelto a equivocar
Siempre piensas la culpa es de los demás
Y no tienes más remedio
Que de nuevo empezar
Otra vez la has vuelto a fastidiar
Siempre tienes que quedarte atras
Todavía te queda un buen trecho
Y les tienes que alcanzar

Si ya no puede ir peor
Haz un último esfuerzo
Espera que sople el viento a favor
Si sólo puede ir mejor
Y está cerca el momento
Espera que sople el viento a favor

Otra vez fuera de lugar
Nunca siempre estás donde no debes estar
Muy cerca o muy lejos
No estás atento
y se vuelve a escapar
Otra vez perdiste tu oportunidad
Siempre enfrentándote y al final
Vencido por el miedo
Caes al suelo y te dejas pisar

Si ya no puede ir peor
Haz un último esfuerzo
Espera que sople el viento
a favor
Si sólo puede ir mejor
Y está cerca el momento
Espera que sople el viento a favor
Si ya no puede ir peor
Haz un último esfuerzo
Espera que sople el viento a favor
Si sólo puede ir mejor
Y está cerca el momento
Espera que sople el viento a favor

jueves, 14 de febrero de 2008

Que los cumplas feliz

Perderse. Dar vueltas por todo Belgrano en una noche de miércoles junto a mi amiga, Hani, para asistir, después de mucho tiempo, al primer cumpleaños “festejable” de Florentina y terminar la velada comiendo una hamburguesa con queso en Av. Maipú junto a mi amiga, Hani, claro.

13 de febrero de 2008. Barrio de Belgrano-10:30 P.M

-No me atiende Flor ¿Raro no?
-Mmm…probá con Sofi. B
-Tampoco responde

-¡Lua, llamemos a Lua!
-Claaaro ¿Hola Lu? Che ¿Cómo es la dirección del bar?
-No, soy Coyo. A ver…¿Luli?¿Tenemos la dirección del bar?
-Mmm..no, no la tenemos. Creo que era Moldes y Amenabar
-Moldes y Amenabar
-Joya. Beso, gracias.

-Ni…está mal la dirección, otra vez.
-Sí, no puede decir Moldes y Amenabar. Son paralelas…ja..creo que era J. Hernández, ¿no?
-No sé. Flor no pasó la dirección exacta. Dijo por Moldes y Amenabar
-Ya sé. Preguntemos acá
-¿En la pizzería? No da
-Bueno, llamemos otra vez

-El telefono de Flor me da apagado
-¡Qué boluda Flor! Festeja su cumpleaños y no pasa la dirección y encima tiene el celular apagado
-Llamemos a Sofi. B

-Sofi, pasame la dire del bar de Flor
-Mmm…no la tengo. Era con M. …Monroe creo
-¿Segura? Porque dimos como tres mil vueltas y no encontramos ningún bar
-Sí, era Monroe creo
-Bueno te veo ahí, beso

-Ni, no hay nada por Monroe ¿Ves algo?
-No, nada
-¿Qué hacemos? ¿A quién llamamos?
-No sé, che
-Llamemos a Flor de nuevo
-Apagado
-¿Lua?
-No sabe la dirección
-Sofi
-Tampoco
-¿Nos vamos a Mc Donald`s? Me muero de hambre
-Y si ¿No?
-¿Y si no sabemos a donde ir?
-Qué cagada
-Sip. La quería ver a Flor. Una vez que festeja su cumple…
-Sí, ni hablar

Día de San Valentin


sábado, 9 de febrero de 2008

"Me colgué del timbre"


Para ser sincera no es la primera vez que me pasa de entrar a un edificio y tocar el timbre equivocado, pero creo que nunca viví una situación similar. Anoche, sentí vergüenza, pero lo que se dice VERGÜENZA.

Fui a conocer la casa de mi amiga Cachet. Tenía el piso y la letra de su departamento, pero, evidentemente, los datos eran incorrectos.
Así fue como subí hasta el segundo piso y toqué timbre en la puerta “A”. El punto es que no apreté el botón una sola vez. Para hacerle una joda a mi amiga me colgué del timbre.
Toqué una vez. En la segunda mantuve el botón presionado durante diez segundos y hubo una tercera donde la campanilla se oyó con espacios de un segundo alternadamente: “Tri”, “Tri”, “Tri”, “Tri”, siete consecutivos.

Finalmente la puerta se abrió y apareció una mujer desconocida.
¿Si?”, preguntó “¿En qué las puedo ayudar?” Nos dijo . Estaba con Vicky, otra amiga.
“Ehhh….no…ehhh….no es acá…ehhh….usted no es Cachet”, dije.
“No”, respondió la cuarentona “¿A quién buscas?¿Cómo entraste al edificio?¿Tocaste timbre?¿Quién te abrió?”, preguntó la señora sin tomar aire y abriendo los ojos como dos huevos duros.
“No. Toqué timbre. En realidad no toqué el portero. Pasé. Una chica nos dejó pasar”, contesté mientras que Victoria entraba en una suerte de risa nerviosa incontenible y poco disimulada.
“¿No es el 2 “A?”
“Sí, pero acá vivo yo y en frente no se mudó nadie. Asique no sé…”, dijo la mujer mostrando poca paciencia.
“Ehhh…bueno. Sí. Claro. Tengo una planta…ja…¿Vamos Vick?”.

La señora abrió la puerta de par en par y siguió interrogando: “¿Quién les abrió?¡Esperen! ¿A dónde van?”, repetía, mientras que Victoria y yo bajábamos las escaleras a una velocidad inusitada.
“¿Qué fue eso?, preguntó Vick.
“No sé, pero me colgué del timbre”.

viernes, 8 de febrero de 2008

La bolsa de Romina

Mientras apaga su MP3 piensa en coordinar los horarios para hacer esa entrevista. Ya la tiene, sólo tiene que ordenarse. Como sea. Comienza a cruzar Av. Corrientes y una voz masculina le dice: "Qué carita, eh".
Romina piensa que ese señor es un mal educado.
"Digo. Por la bolsa", explica el hombre.
Ella mira su bolsa y se ríe. Claro. Hoy es turquesa y tiene una imágen impresa a ambos lados: una cara de un caballero con grandes anteojos rojos y pelo negro.
"Pero que bolsa tan rara. Seguro es gallega ¿No parece que está de ácido?", insiste el señor.

Romina camina hasta el subte. Saca boleto, se sienta en un banco y observa su bolsa:
"Ahora que la veo bien el tipo no estaba tan errado. Mi bolsa está de pepa."

sábado, 2 de febrero de 2008

Limpia monitor

Lo ví en Singe Lunaire Bleu y me encantó.

Ha: permiso! , Maru :muy buenooo!


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